El impuesto a la herencia: Filosofía, economía y contexto internacional
El impuesto a la herencia es una figura tributaria que ha sido objeto de debate a lo largo de la historia, no solo desde una perspectiva económica, sino también filosófica y social.
Ante la recurrente propuesta de establecer este impuesto en México, inclusive derivado de una directriz internacional de imponer estos gravámenes, se torna indispensable explorar los fundamentos que justifican su existencia, su impacto económico y la diversidad de enfoques adoptados a nivel internacional.
Fundamentos filosóficos del impuesto a la herencia
Desde la filosofía política y económica, el impuesto a la herencia se fundamenta principalmente en la idea de lograr una distribución más equitativa de la riqueza. Filósofos como John Rawls argumentaban que las desigualdades económicas solo pueden ser justificadas si benefician a los más desfavorecidos, promoviendo así una mejora en su bienestar [1]. En este contexto, la herencia se considera una transferencia de riqueza que no depende del esfuerzo, el mérito o el trabajo personal de quienes la reciben, lo que contribuye a perpetuar privilegios heredados. Esto crea una barrera para la equidad, ya que las personas nacen con ventajas que no son fruto de su propio esfuerzo, sino de circunstancias familiares. Así, el impuesto a la herencia se presenta como una medida correctiva, destinada a nivelar el campo de juego y proporcionar mayores oportunidades a aquellos que parten de una posición de desventaja.
Por otro lado, desde la perspectiva libertaria, economistas como Friedrich Hayek y Robert Nozick defienden la idea de que la herencia es una extensión natural del derecho de propiedad individual[2]. Según esta visión, el derecho a disponer de los bienes adquiridos durante la vida, incluso después de la muerte, es fundamental para la libertad individual. En este sentido, gravar la herencia sería equivalente a una expropiación injustificada por parte del Estado, que violaría el principio de propiedad privada. Nozick, en particular, sostiene que cualquier forma de intervención estatal que limite este derecho es una transgresión de la libertad individual y de la autonomía del propietario. En este caso, el debate filosófico se centra en encontrar un equilibrio entre los principios de justicia distributiva, que abogan por una mayor equidad en la sociedad, y la protección de los derechos individuales, que defienden la libertad personal y la integridad del derecho de propiedad.
Impacto económico del impuesto a la herencia
Económicamente, el impuesto a la herencia tiene un doble efecto. Por un lado, puede contribuir a reducir la concentración excesiva de la riqueza, promoviendo una mayor movilidad económica y acceso a oportunidades. Además, genera ingresos fiscales que pueden ser utilizados para financiar bienes públicos y programas sociales.
Por otro lado, sus críticos argumentan que este impuesto desincentiva el ahorro y la inversión a largo plazo, y que en algunos casos puede llevar a la descapitalización de pequeñas empresas familiares que deben vender activos para cubrir la obligación fiscal. Además, la planificación fiscal agresiva ha llevado a la erosión de su recaudación efectiva en diversos países.
El impuesto a la herencia en el contexto internacional
A nivel global, el tratamiento del impuesto a la herencia varía considerablemente:
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- Países con impuestos altos: Francia mantiene un impuesto de hasta 45% para familiares directos y hasta 60% para otros beneficiarios, manteniendo el gravamen más alto de la Unión Europea[3]. Japón aplica tasas que pueden llegar al 50% en grandes patrimonios[4]. Ambas legislaciones prevén un sistema de tasas progresivo, y contemplan un monto inicial exento.
- Países con gravámenes moderados: Alemania -hasta 30% a la familia directa-[5], Reino Unido -hasta 40%-[6] y España -hasta 34%-[7] tienen estructuras progresivas con exenciones para herencias familiares y algunos tratamientos preferenciales. Son gravámenes que no son de los más altos, en rangos similares a la propuesta de marzo de 2025 en México, aunque la propuesta de México no contempla tratamientos especiales.
- Países sin impuesto a la herencia: Economías como Australia, Suecia y Canadá[8] han eliminado este tributo, argumentando que su costo administrativo es elevado y que ya existen impuestos sobre el capital y las ganancias patrimoniales.
- Estados Unidos: Cuenta con un sistema de gravamen un tanto más rebuscado. No mantiene un impuesto a las herencias federal, como tal, sino un impuesto al patrimonio (estate tax) [9]. Algunos estados sí mantienen un impuesto estatal a las herencias[10]. Un umbral elevado para la aplicación del impuesto federal, lo que hace que solo afecte a grandes fortunas.
En América Latina, la mayoría de los países tienen esquemas limitados o tasas reducidas, con exenciones significativas para herederos directos; sin embargo, con el creciente interés en la redistribución de la riqueza, algunos gobiernos están considerando reformas para fortalecer este impuesto.
Situación del impuesto a la herencia en México
La fracción XXIII del Artículo 93 de la Ley del Impuesto sobre la Renta (ISR) establece que no se pagará este impuesto por los ingresos que se reciban por herencia o legado. No obstante, quienes hayan recibido herencias que superen los 500 mil pesos deben declararlas ante el SAT, aunque no se genere una obligación fiscal inmediata.
La OCDE ha recomendado a México y a otros países la implementación de un impuesto a la herencia como una medida para aumentar la recaudación y mejorar la equidad tributaria. Recientemente, algunas propuestas legislativas han sugerido aplicar un impuesto progresivo a las herencias de más de 8 millones de pesos, con tasas de entre 10% y 35%, similar al ISR.
¿Qué dice la OCDE?
La OCDE considera que los impuestos sobre herencias, sucesiones y donaciones pueden ayudar a reducir la desigualdad y aumentar la recaudación fiscal con menos distorsiones que otros impuestos sobre el capital. Destaca que la riqueza heredada está concentrada en los hogares más ricos y que, debido al envejecimiento de la población y al aumento de los precios de los activos, las herencias seguirán creciendo; sin embargo, estos impuestos generan poca recaudación debido a bases impositivas estrechas, altas exenciones y estrategias de planificación fiscal.
El informe sugiere que un impuesto sobre herencias basado en los beneficiarios es más equitativo que uno sobre el patrimonio total del fallecido, ya que permite tasas progresivas según la cantidad recibida. También propone un impuesto sobre transferencias de riqueza acumuladas a lo largo de la vida del beneficiario para evitar evasión y garantizar mayor equidad. Para mejorar la eficacia de estos impuestos, recomienda reducir exenciones injustificadas, alinear el tratamiento de donaciones y herencias, y reforzar la supervisión y cumplimiento fiscal.
Iniciativa mexicana reciente
La iniciativa presentada por el diputado Víctor Gabriel Varela López, del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), el 4 de marzo de 2025, propone una reforma a la Ley de ISR para establecer un impuesto progresivo sobre herencias y donativos que superen los 15 millones de pesos. Aunque se promueve como un “impuesto a las grandes fortunas”, en realidad no grava la riqueza acumulada de las personas, sino únicamente las transferencias patrimoniales, como herencias y donaciones.
La propuesta modifica los artículos 93, 130 y 132, y adiciona el Artículo 132 Bis de la Ley del ISR, estableciendo una estructura progresiva de impuestos sobre las herencias y legados, con tasas del 10% al 30% en función del monto recibido:
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- 10% sobre el excedente entre 15,000,001 y 60,000,000 pesos.
- 20% sobre el excedente entre 60,000,001 y 150,000,000 pesos.
- 30% sobre el excedente superior a 150,000,001 pesos.
Además, la iniciativa limita la exención de impuestos sobre donativos hasta 15 millones de pesos y excluye a las personas con discapacidad del pago de este impuesto.
El diputado argumentaba que México tiene una de las tasas de recaudación fiscal más bajas de la OCDE (16.7% del PIB en 2021, comparado con el promedio de 34.1%) y que la pandemia ha incrementado la concentración de riqueza en el 1% más rico. Con este impuesto, se buscaba generar mayores ingresos para financiar programas sociales y reducir la desigualdad económica.
Sin embargo, la bancada de Morena en el Congreso federal, encabezada por el coordinador legislativo Ricardo Monreal, rechazó la iniciativa, argumentando que no existe una propuesta formal ni interés en el Gobierno federal para impulsarla.
Monreal enfatizó la delicadeza del tema, señalando que muchas personas temen que sus propiedades, como casas, vehículos o pequeños ahorros, puedan verse afectados por una reforma de este tipo. Además, subrayó la importancia de socializar y analizar cuidadosamente estas medidas antes de pensar en su implementación.